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martes, 20 de julio de 2010

Tiempo de recrear y de contar historias con emoción

REPENSAR, REDISENAR, RECONSTRUIR EL MUNDO

JESUS JIMENEZ LABAN

Desde los albores de la humanidad existe un proceso de evolución. Por tanto, el hombre evoluciona desde el momento más remoto en que vino al mundo. Si las ideas nacen del intelecto humano, no habría razón para pensar que no evolucionan junto con el hombre.


De hecho, las ideas evolucionan porque somos el resultado de una evolución. Esto que parece un trabalenguas es lo que afirma Tom Peters, el famoso guru mundial del liderazgo. Dice Peters dice que la evolución se da cuando el hombre recrea, reimaga y repiensa las cosas, pensamiento que hicieron notar tambien los multimillonarios que se reunieron en Davos, Suiza,  cuando a comienzos de este ano apuntaron a la tripe R como panacea a sus problemas después de la crisis financiera: repensar, rediseñar y reconstruir el mundo. Y esto parece que ha comenzado por la banca.

En este mundo de cambios, el poder de comunicación se ha fortalecido en lugar de debilitarse. Todo lo que se comunica debe vender. Constantemente, estamos expresando ideas usando los mismos códigos de los infomerciales, que es como se llaman ahora los spots publicitarios. Queda claro que la gente no compra productos sino emociones, de manera que la envoltura de regalo es la mitad del precio y la otra mitad, la idea del producto o servicio.

Las ideas son precisas, es decir, sólo funcionan en su momento. Por eso, las ideas que funcionaron ayer, no necesariamente tienen que funcionar ahora y en el futuro. Y la razón no es que la idea sea equivocada sino que simplemente correspondía a otra época y a una muy diferente circunstancia. Las ideas son como el agua del rio, nunca son las mismas bajo el puente. Quienes gustan de imitar las cosas –sin ningún esfuerzo intelectual- no entienden este principio por lo que nunca llegaron a ser grandes, según varios autores. Hay que ser justos y decir que ninguno llego a ser grande imitando.


En toda circunstancia, lo que se necesita es gestionar conocimiento. Es quiero decir, en otras palabras, captar ideas, contrastarlas, procesarlas y vincularlas con las relaciones humanas para hacerlas realidad, volverlas productivas y convertirlas en dinero. Ideas sin posibilidades de comercialización son ideas incompletas, pero no inútiles.

La gerencia de la diferencia exige ser rompedor en el mercado,  Pero diferenciarse no es nada fácil.   La similitud en la calidad y los costes constituyen una barrera enorme.  La salida parece estar en el "branding, es decir, en el poder de la marca como elemento diferenciador.

Cito de nuevo a Tom Peters porque este guru de gurus, así declarado por The Economist y Fortune, afirma que "lo que constituye la diferenciacion parte precisamente de los intangibles de una empresa:  valor, credibilidad y singularidad de una marca·, segun lo que escribe en un nuevo libro El meollo del Branding. 
En sus obras, consideradas como las tres leyes fisicas del marketing, la marca es un beneficio patente, es un motivo real para creer y una gran diferencia.   La marca es lo que nos da definicion y por ello mismo tiene mucho mas valor que una campaña de marketing o una sucesion de logotipos.   Quien quiera persuadir en las ventas -dice Peters- debe dejar de lado el producto y contar la historia de la empresa que fabrica el producto.    Aqui hay una vinculacion emocional.  El exito en un negocio tendra que ver en el futuro con "la pasion, con la historia que queremos contar, con la causa que motiva nuestra empresa¨  Y el mejor vehiculo de estas emociones sera la tecnologia.

Con la información de los ingenieros Oskar Ramirez y Jose Zevallos
 
VIDEO  INNOVAR ES FACIL

VIDEO VENTA DIRECTA, EL FUTURO DE LOS NEGOCIOS

Los códigos del cambio

LOS RATIOS DE LOS NEGOCIOS EN MARCHA

JESUS JIMENEZ LABAN

Para atacar los puntos débiles en una empresa, hay que hacerle ver a la gente que vale mas de lo que cree. Y decir la verdad, por supuesto. Esto no solo genera gratitud sino lealtad al líder, a la marca y los proyectos más ambiciosos en el mundo de los negocios. Sin embargo, a veces, algunos ven un mar lleno de dificultades, incluso antes de haber empezado.

Muchos autores hablan de lo mismo. No existen problemas, sino retos. Todos – y no les falta razón- dicen la misma cosa: rodearse de una coraza indestructible para alejar los malos pensamientos. La espiritualidad, la mente positiva y el trabajo hercúleo y constante aseguran que el esfuerzo sea recompensado, más tarde o más temprano.

Mucha gente estudia en las mejores escuelas de negocios, cosa que está bien. Sin embargo, pocos son los que vuelven a estudiar después de la licenciatura, la maestria y el doctorado. Volver a la universidad es encontrar actualidad, alerta y comunicación para hacer cosas nuevas en el negocio. La innovación está en las ideas y la universidad debe ser el lugar, por excelencia, para encontrarlas. Quien quiera aumentar la fuerza de sus ventas y, por tanto, el volumen de colocaciones y las utilidades, no debe dejar de producir cosas útiles. La gente quiere cosas que le simplifiquen la vida y que le brinden soluciones en el momento preciso y el lugar indicado porque todos queremos trabajar para vivir, no vivir para trabajar.

Poderosas herramientas de los negocios modernos son los mensajes que apelan a las emociones del corazón, al impacto del prestigio y la seguridad. La razón es simple. Por razones sicológica, es natural que los compradores busquen ser amadas, quieran estar seguras y tener a alguien a quien admirar.

Si el recién iniciado en los negocios entiende que para llegar a la meta es necesario adquirir una forma de ser, habrá avanzado varios cuerpos de ventaja en la carrera final respecto de su competidor. Algunas veces resulta inevitable presentar argumentos a la fiera de que ¨tu no eres la presa y que se convenza que debe comer a la otra¨. En la misma medida que las técnicas de negociación suelen ser efectivas para solucionar conflictos –via mediación, conciliación o arbitraje- en la misma medida se requiere hacer uso de la persuasión para alejarse de un peligro, evitar un retraso en los procesos o simplemente no parar un negocio.

No cabe duda, quienes han trabajado de manera solitaria, no han llegado lejos. Nadie ha llegado lejos si ha aplicado sus ideas de manera solitaria. Una buena idea necesita una companera por lo que es importante aprender a co-crear, vale decir, compartir la información y descubrir juntos, como síntesis, una nueva oportunidad. Esto quiere decir, trabajar en equipo con visión de futuro, formando cadenas de personas y enlazar instituciones con espíritu previsor alrededor de una idea piloto. El tejido de una red –aliado a un concepto arácnido- es lo que más se aproxima a la realidad humana.

La vida prolongada de un negocio está determinada por la innovación, cosa que no es posible si no nos rodeamos de ideas creativas. La investigación y desarrollo en laboratorio de la empresa, pueden agotarse en algún momento, pero lo que no puede parar es la innovación porque ello sería un pasaporte a la liquidación y disolución de la compañía. Si las ideas se agotan en la propia compañía, el siguiente movimiento debe ser una alianza con la sociedad.

Empresas pioneras han inventado, por ejemplo, los centros de innovación, convocando a jóvenes para que jueguen en las computadoras. El clima apropiado creado para ellos condiciona la aparición de nuevas ideas, algunas de las cuales se comercializan iniciando a sus inventores en el mundo de las patentes y del desarrollo de software.

El futuro de las empresas en competencia va por este camino. Se ha querido, pues, pasar del laboratorio a la vida real. El sustento de esa nueva vida son las ideas de los jóvenes que crean productos con códigos que entienden los jóvenes. Los consumidores son jóvenes, todos ellos totalmente digitales. Están en internet y no en la televisión, están en el teléfono móvil y no en la lap top y están en todas partes donde no pueden estar quienes no conocen sus códigos.

Por último, si por algún motivo se pasa por alto algo, lo frecuente es olvidarlo. Gran error. Esa omisión puede ser la idea del futuro. Cuando ésta haya madurado, rendirá frutos, de manera que las mejores iniciativas no son para aplicarlas al día siguiente. Hay que dejarlas que reposen como el vino.